Cada mueble histórico lleva las huellas de su época: detalles artesanales, signos de desgaste, materiales y formas que cuentan una historia más allá de su mera función.

Barroco (hasta alrededor de 1750)
El periodo barroco es sinónimo de opulencia y dramatismo. Los muebles de esta época son pesados, están ricamente decorados y están fabricados con maderas oscuras de alta calidad, como la caoba, el nogal o el ébano. Las decoraciones doradas, las incrustaciones y las opulentas tallas caracterizan este estilo. Los muebles barrocos atraen a las personas que aprecian la artesanía precisa y las formas expresivas.
Rococó (aprox. 1730-1780)
En el periodo rococó, las formas dramáticas de la época barroca dieron paso a líneas más ligeras y juguetonas. Predominan la asimetría, los tonos pastel y los motivos florales. Las suaves curvas y los adornos de filigrana confieren a los muebles un aura poética y delicada, ideal para los compradores que buscan gracia y elegancia decorativa.
Clasicismo (aprox. 1770-1840)
El estilo clasicista surgió como un movimiento contrario a la ornamentación excesiva. Las líneas claras, la simetría y la inspiración en la antigüedad definen el diseño. Las maderas claras y las decoraciones minimalistas crean una estética atemporal y tranquila. Los muebles clasicistas tienen un aspecto estructurado y armonioso, y son los preferidos por las personas que aprecian la elegancia sin excesos.